Tupac, la voz cruda de la calle, el alma rebelde que nunca se rindió. Entre balas y poesía, forjó su leyenda desafiando al sistema y dejando claro que la calle también escribe historia. Cada barra, cada mirada, era un golpe contra la injusticia. Hoy su esencia sigue viva, en el barrio, en la música y en cada mente que se niega a callar. Tupac no murió, se volvió eterno.